reflexiones sobre nuestra relación con el habitat


Una construcción debe satisfacer nuestras necesidades de aislamiento, climatización, protección y refugio para la perpetuación de la especie y la alimentación, con costes bajos. Las construcciones humanas recientes gastan muchos más recursos energéticos y materiales de los que tienen a su alcance. Para mejorar nuestro entorno és lógico y necesario hallar un nuevo modo de crear viviendas y habitarlas. Nuestras casas han de respetar el medio ambiente y nuestra salud. Nuestro modo de construir tiene un importante porcentaje de responsabilidad en las problemáticas ambientales del planeta. 

La casa es nuestra tercera piel. Un espacio que nos permite abrigarnos de la intempérie, pero también es el mundo que nos acompaña en nuestra existencia cotidiana. Donde conservamos nuestros tesoros íntimos. Nuestra casa no puede ser ajena a la necesidad de conservar el planeta. Aprender que las viviendas humanas se deben integrar con el entorno exige nuevos hábitos y valores diferentes sobre como ha de ser nuestra casa. 

Fundación Terra 

¿Cuanto tiene de herencia nuestra relación con el entorno, nuestro habitat, nuestras viviendas? ¿Es una herencia cultural o una herencia económica? ¿Y cuanto de aprendizaje? ¿Será suficiente el aprendizaje para contrarrestar una herencia llena de deudas ecológicas? 

Intentar comprender algunas conexiones que tenemos con nuestro entorno, con nuestro habitat, puede ser un buen punto de partida en esta reflexión extraída de fragmentos del libro Fragmentos de Arquitectura y energía natural (1991) de Rafael Serra y Helena Coch 


La estructura social condiciona la forma física de los asentamientos humanos. La propia forma física de estos espacios, a su vez, condiciona la estructura social. Es difícil, por no decir imposible, tratar de evolucionar esa forma física sin cambiar la estructura social. Los factores más agresivos del entorno condicionan la elección de las formas físicas y sus defensas, esencialmente consideraciones ambientales y energéticas. La elección de un tipo de defensa depende de la tradición cultural de los constructores. 

El ser humano soluciona sus problemas sin ser plenamente consciente de todos los motivos que justifican el sistema que aplica, provocando muchas veces que el espacio se convierta cada vez más en dominante respecto al individuo. Pero el espacio debería de ser “vivo” para poder mantener un dialogo con los que lo ocupan. El dialogo es la consecuencia de la cultura en una agrupación de humanos. 

Este dialogo es complejo, ya que las percepciones ambientales, las captadas por los sentidos (acústicos, visuales y climáticos – térmicas y de calidad del aire), no determinan el confort (la molestia o comodidad que pueden producirnos las características ambientales de un espacio determinado) que suele ser una sensación inconsciente, que en muchos casos sólo reconocemos si alguna circunstancia hace que nos fijemos. 

Un mismo espacio, con idénticos parámetros de confort, puede tener respuestas muy distintas según las condiciones de sus usuarios. Además, está demostrado que existen influencias de distintos tipos entre las percepciones de los diferentes sentidos (sinestesia), teniendo en cuenta que el 80 % de nuestros inputs son visuales. Además, también existe el efecto de la "variabilidad temporal", ya que el ser humano tiene una necesidad fisiológica y psicológica de recibir estímulos cambiantes. Todo espacio que tienda a ser estático va en contra del diseño de la propia naturaleza humana, aunque nos produzca más dificultades de interpretación, tensión e inseguridad. 

La arquitectura popular es la realizada por el pueblo y que corresponde a sus necesidades y valores, sus edificios muestran un mayor respeto al ambiente preexistente, sea natural o artificial. No responde a pretensiones de estética teórica y tanto la composición de los poblados, como la jerarquía de las calles, del interior de las viviendas, etc. corresponde a modelos estrictos, resultado de las leyes socioculturales, del clima y la tecnología. 

Podríamos hablar, a un nivel general de la arquitectura de la cultura occidental, de una preferencia por los hechos constructivos y su evolución antes que por los hechos ambientales (luz, calor y sonido) que son en realidad la justificación y resultado de aquéllos. 

La arquitectura de estilo es la que realiza la "élite" para impresionar al pueblo con su poder, aquella cuyos edificios dominan y a menudo destruyen a la naturaleza, está cargada de preocupaciones teóricas y estéticas y tiende, en fin, a crear nuevos ambientes frente a los preexistentes. Resumiendo, es la arquitectura de los "edificios importantes", con autor conocido y que caracterizan las tendencias históricas arquitectónicas en la opinión de los críticos e historiadores. 

La arquitectura popular es la arquitectura que se vive, la que requiere un control ambiental en mayor medida y no la que está destinada sólo a ser contemplada, donde el ambiente es menos crítico. Actualmente tenemos la idea de que cualquier edificio diseñado puede resolver sus problemas de control ambiental mediante el uso de sistemas energéticos, lo cual hace que normalmente se prescinda del clima de donde está situado. Los constructores primitivos y los de las culturas actuales con pocos recursos técnicos no podían ni pueden tomar esta actitud, por lo que sus edificios mantienen una estrecha relación con el clima que los rodea. 

Las soluciones de la arquitectura popular a los problemas planteados por el clima y sus variaciones son interesantes por el hecho de que nos hacen conscientes de como existen diversas formas, influidas por las diferentes culturas, de resolver los mismos problemas ambientales. Son soluciones con un valor especial porqué se equilibran con la naturaleza, apuran al máximo las posibilidades tecnológicas de su cultura y resisten el paso del tiempo por la corrección básica de sus propuestas. El clima toma el papel principal en condiciones de baja tecnología y al ser más críticas las condiciones climáticas, más limitadas y fijas son las soluciones. Sin embargo las opciones no son nunca totalmente limitadas y existen variaciones locales según las condiciones específicas de cada caso. 

Resulta muy difícil hacer cualquier prospección histórica del futuro ambiental de la arquitectura. Las hipótesis que se pueden hacer en un momento determinado no tienen normalmente nada que ver con la realidad del futuro. El desarrollo real dependerá de que los requerimientos socioeconómicos las hagan útiles y probablemente la realidad será que aparecerán nuevas posibilidades técnicas que llegarán a aplicarse. 

A pesar de todo, es útil intentar plantear el futuro de la arquitectura, aunque sólo sea para entender mejor nuestro presente. Al pensar en la evolución futura, se nos aparecen dos campos generales de posibilidades. En el primero de ellos, el hombre modificará progresivamente sus espacios habitados, dentro de los condicionantes generales que ya existen hoy en día y sobre todo partiendo de unas condiciones ambientales naturales que son las actuales de nuestra arquitectura y con las modificaciones que como máximo puede producir el propio hombre sobre el ambiente natural. 

Otro campo totalmente distinto lo representa la necesidad del hombre de habitar en nuevos ambientes, con pocos o muy escasos puntos comunes con los actuales. La conquista del fondo del mar, de otros planetas, etc... 

Evolución en nuestro hábitat natural 

En la propuesta de los "edificios inteligentes" el objetivo último debería ser el control integrado de todos los factores ambientales, naturales y energéticos, hasta llegar a la máxima facilidad de control y gobierno. Con esto se podría obtener una arquitectura casi totalmente flexible, con el uso preferente de sistemas energéticos, mucho más fácilmente manipulables que los estructurales. Parece claro que es más fácil cambiar la luz, el sonido, la temperatura y hasta el color de un ambiente, que mover un tabique, y que se puede obtener así un efecto equivalente o superior. 

Una de las aparentes ventajas de un planteamiento de este tipo, es que permitiría liberarnos del concepto estructura = defensa ambiental, en el que todavía se apoya mayormente nuestra arquitectura. Este hecho podría representar una verdadera revolución en el concepto mismo del espacio, tal como ahora lo entendemos los que trabajamos en este campo. 

Otras variantes de la posible evolución de nuestro hábitat pasan por posibles cambios sociales que pidan una arquitectura diferente. Desde hace tiempo se han planteado teóricamente, desde las utopías arquitectónicas del siglo XX (o de siglos anteriores), nuevas formas de vida individual y colectiva, con imágenes de la arquitectura que podría resultar. 

Control ambiental en el futuro 

Por una parte parece que podemos encontrarnos unos ambientes con unas características ambientales cada vez más molestas o nocivas, sea por degradación del medio natural actual o por la ocupación de nuevos medios. Esto obligará, cada vez más, a buscar una cierta independencia respecto del ambiente exterior y ello comportará necesariamente la utilización cada vez mayor de medios energéticos de control ambiental, en lugar de los naturales. 

Por otra parte, si queremos conservar el medio natural, deberemos reforzar y promover el uso inteligente de las energías naturales disponibles y procurar la difícil integración de los sistemas técnicos más avanzados con soluciones de aplicación más suave. 

Tanto en uno como en otro caso, es muy importante el estudio de las influencias fisiológicas y psicológicas de estos ambientes en el diseño arquitectónico. Cualquier substitución de ambientes naturales, a los que estamos adaptados, por otros artificiales puede crear fuertes tensiones físicas y psíquicas que debemos prever. 

El clima y otra preexistencias ambientales 

En el ambiente natural de cada lugar existen diferentes manifestaciones energéticas típicas, que se pueden resumir en lo que se llaman preexistencias ambientales de este lugar. Estas características son básicamente climáticas, pero también pueden ser de otros tipos, sociales, culturales, económicas, etc. Todas estas preexistencias forman un conjunto de datos que debe conocerse como condicionantes previos al desarrollo de un proyecto. 

Distinguimos cuatro tipos distintos de características: 
  • Meteorológicas, como son las precipitaciones, los vientos, la radiación, etc. 
  • Geográficas, que provienen de la hidrografía, la relación entre masas de tierra y de agua, la altura,etc. 
  • Topográficas: exposición, morfología del terreno, etc. 
  • Biológicas, como son la fauna y la vegetación del lugar 
Las preexistencias que consideraremos son: 
  • Radiación solar (asoleo) 
  • Temperatura del aire 
  • Humedad relativa del aire 
  • Movimiento del aire (viento) 
  • Composición y pureza del aire (contaminación) 
  • Precipitaciones (lluvia, nieve, etc.) 
  • Sonido (acústica del lugar) 
  • Luminancia de la bóveda celeste 
  • Paisaje (entorno visual) 
Un elemento importante para hacer el análisis ambiental de un lugar consiste en disponer de un documento donde se resuman, de manera sencilla y clara, los valores de los parámetros que más pueden influir en el diseño desde el punto de vista energético. 

Como punto final del análisis de las preexistencias y como punto previo al desarrollo del proceso de diseño, resulta particularmente útil proceder a sintetizar de forma gráfica, sobre un croquis del lugar, el conjunto de acciones ambientales que actúan. Para hacer esto, debemos simbolizar con flechas de diferentes tipos las acciones ambientales direccionales de vientos, ruidos, vistas, asoleo, etc. Con rayados o manchas, la presencia de elementos topográficos o de vegetación y con diagramas las variaciones en el tiempo de temperatura y humedad. Puede ser relativamente fácil resumir así, en una hoja de papel, todas estas características. Para una mejor definición también es aconsejable utilizar un croquis en planta y en sección, y distinguir las acciones básicas de invierno y verano. 

Sistemas de climatización natural 

Son conjuntos de componentes de un edificio que tienen como función principal mejorar su comportamiento climático. Actúan sobre los fenómenos radiantes, térmicos y de movimiento del aire que se producen naturalmente en arquitectura. También se les llama sistemas pasivos por el hecho de no utilizar ninguna fuente de energía artificial para su funcionamiento. 

Para poder hacer un análisis conjunto de estos sistemas, los clasificaremos según su función en sistemas captadores de la radiación solar, sistemas que aprovechan el efecto de la inercia térmica, sistemas que mejoran las condiciones a partir de la ventilación y del tratamiento del aire del ambiente interior y sistemas que protectores de la arquitectura contra excesos de radiación solar. 





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