vivienda rural sostenible y productiva


Frente al desafío de diseñar unidades habitacionales para las zonas rurales del sur de la ciudad de Bogotá, la Sociedad Colombiana de Arquitectos llamó a participar con propuestas que plantearan soluciones tecnológicas y espaciales; no que solo permitan el desarrollo de formas de productividad y crecimiento viable, sino que apliquen criterios de sostenibilidad, eficiencia y confort.

Considerando la adaptabilidad de la arquitectura de la unidad a los terrenos situados en tres geografías variables y características del paisaje andino, el jurado le otorgó el primer lugar al equipo de FP Arquitectura y el segundo lugar a Espacio Colectivo Arquitectos + Estación Espacial Arquitectos. Conoce este último en detalle bajo las palabras de sus autores, a continuación.


El panorama hoy de la vivienda rural como solución arquitectónica es inexistente, al margen de iniciativas privadas por extraer ideas de las academias y de otras entidades que promueven el tema, el proyecto de vivienda que se construye en los territorios rurales es carente de toda dignidad.

Viviendas en terrenos vulnerables, materiales masificados sin respuesta térmica, intermitencia eléctrica, sistemas sanitarios improvisados, son algunos de los problemas con que vive cotidianamente el campesino. Esto trae como consecuencia que cuando hablamos de ruralidad tengamos una imagen directa de la pobreza y falta de oportunidades, lo que ha desencadenado el éxodo campo ciudad y el abandono de las actividades productivas silvoagropecuarias esenciales para el sostenimiento familiar.

El 75% del territorio bogotano, aproximadamente, es zona rural, que limita con el páramo de Sumapaz, según la caracterización que tiene el Distrito del suelo capitalino. Este territorio equivale a 166.000 hectáreas rurales, y de estas solo 35.000 son aptas para actividades agropecuarias. Las restantes fueron declaradas como protegidas, en donde se prohíbe la explotación del suelo para la agricultura.




Este escenario abre la oportunidad de volver a pensar la vivienda rural Bogotana, desde la idea del hábitat resiliente, esto significa una vivienda que como principio se adapta y sobrepone a las adversidades mencionadas produciendo su propio alimento, calentando su interior, creciendo junto a sus habitantes, respetando sus tradiciones arquitectónicas y espaciales (vernácula) y permitiendo ser parte de una comunidad.



Proponemos como estrategia conceptual la unión entre: generación de calor / energía y la estructura habitable, Termo Techo.


Un Invernadero no es sólo una estructura espacial cerrada cubierta por materiales transparentes, también es un patio cubierto para épocas de lluvia, un lugar para producir y cuidar de las heladas nuestros alimentos, un espacio de encuentro familiar y comunitario, un dispositivo térmico que calefacciona una vivienda de forma segura y eficiente.

Así también creemos que un Techo es una estructura habitable, un lugar, una superficie espacial que protege de las inclemencias del tiempo, es lo que la gente reclama en las calles, un elemento esencial cuando pensamos una vivienda. Al margen de estar construido de diversos materiales representa un anhelo y deseo por vivir en dignidad. Un Techo es un elemento primitivo propio de nuestras culturas ancestrales; la Maloca, Ruca, Choza, son espacios construidos mayoritariamente como una cubierta. El Techo es la esencia cultural espacial desde donde apoyamos este proyecto.

Diseñamos una vivienda como una cubierta térmica, que da cobijo en su interior a la relación entre la vida productiva y cotidiana del campesino de hoy.

La propuesta se basa en un principio elemental de soporte que permite construir un espacio habitable cubierto mediante dos planos inclinados apoyados entre sí formando un triángulo de tracción. La estructura de acero compuesta de marcos triangulares, conforman el volumen de la Vivienda-Invernadero y rigidizan el Techo.

Creemos que si respondemos al grupo de variables a través una propuesta térmica, adaptable, comunitaria, productiva y resiliente, nos aproximamos a mitigar el déficit cuantitativo y sobretodo cualitativo de la vivienda rural en Bogotá.




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