Un iglú o «casa de nieve» es un refugio construido con bloques de nieve que generalmente posee la forma de cúpula. Los iglús se asocian comúnmente con los esquimales, que los han usado como refugio temporal para los cazadores durante el invierno.
Su construcción fácil y barata lo convierte en una alternativa de vivienda para los habitantes de zonas heladas, Ártico y Alaska, donde otro tipo de estructuras resulta muy oneroso; por otro lado, puede prestar el abrigo y la seguridad necesarios. Puede ser una vivienda permanente si el tamaño y el mantenimiento resultan adecuados. Existen diversos modelos y formas, pero la más común es en forma de cúpula. En un iglú puede haber hasta 40 °C más que en el exterior. La nieve utilizada para la construcción de estos refugios sirve como aislante, ayudando a conservar el calor corporal y de las lámparas localizadas en el interior de la pieza.
El fuego derrite la capa interna de hielo y las bajas temperaturas del exterior la vuelven a congelar, agregando una capa de aislamiento que puede mantener el iglú a 15 °C dentro, mientras que está a -40 °C en el exterior. Se tiene que hacer un pequeño agujero en el techo para que salga el humo y ventile.
Construcción del iglú
La superficie de donde se sacaron los bloques de nieve deberá servir como piso de la mitad frontal del iglú, dejando una parte trasera elevada que sirve como cama. La disposición de los bloques base es circular, colocando uno delgado en un borde y agrandando los bloques a medida se avanza. Así, en espiral, se va elevando la altura de la estructura hasta cerrarla en la cúspide. Los bloques de nieve suelen tener aproximadamente un metro de longitud, 40 cm de alto y 20 cm de ancho. La puerta debe ser pequeña, ubicada en la base de la construcción. En ocasiones, se construye un túnel en el exterior delante de la puerta, que dificulta que se infiltre el frío por la puerta, lo cual hace que la temperatura del iglú se mantenga más cálida que en el exterior. La temperatura interna puede oscilar entre los –7 y los +16 °C. La puerta de acceso debe orientarse a sotavento (hacia donde el viento se dirige).
Para evitar el cúmulo de gases dañinos al ser humano, debe tener un orificio razonablemente grande en la parte superior (no en la cúspide) de la construcción, que servirá para la evacuación de dichos gases. Adicionalmente, puede colocarse una pequeña ventana sobre la puerta, la cual puede servir para dar visibilidad y para ventilación adicional si las condiciones meteorológicas lo permiten.
Cuando el iglú ha estado ocupado durante algunas horas, el calor liberado por los ocupantes derrite superficialmente la pared interior, que endurece y solidifica el refugio, haciéndolo impermeable a cualquier infiltración. Bien construido, un iglú de este tipo puede soportar fácilmente el peso de un ser humano. Una vez formada esta fina capa de hielo, es importante realizar un orificio de ventilación.
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